La osteopatía pediátrica es una ventana de esperanza y alivio para numerosas familias que enfrentan trastornos y afecciones desde los primeros días de vida de sus pequeños. Un tema poco discutido pero crucial es la tensión dural en bebés. Es un tema poco abordado ya que, muchas veces, las señales y los síntomas se interpretan de manera errónea dando lugar a un tratamiento poco o nada efectivo. Si eres padre o madre, entender y abordar esta condición desde un enfoque osteopático puede ser el primer paso hacia el bienestar y desarrollo saludable de tu hijo. Hoy, intentaré aclarar algunas dudas sobre la tensión dural, el papel crucial de la osteopatía y, a lo mejor, encontrarás respuestas a preguntas que pueden rondar tu mente.
La duramadre es una estructura que se aloja dentro del cráneo y fuera de él, dentro del conducto raquídeo, como una cobertura gruesa y resistente que protege nuestro sistema nervioso central, es decir, el cerebro y la médula espinal. La tensión dural se refiere a la tensión o estrés que sufre esta membrana; una situación que puede surgir debido a un parto difícil, prolongado, instrumentalizado (cuando se haya hecho uso de kiwi/ventosa, palas, por ejemplo), una posición inadecuada del feto en el útero o caídas leves en los primeros meses de vida del bebé.
La osteopatía pediátrica se centra en el uso de técnicas manuales suaves y especificas para aliviar la tensión y restaurar el equilibrio en el cuerpo del bebé. A través de las técnicas manuales delicadas, un osteópata especializado en osteopatia infantil puede identificar y liberar esta tensión, permitiendo un ambiente más armonioso para el desarrollo del sistema nervioso central de tu bebé.
Alivio del malestar: la liberación de la tensión dural, alivia el malestar asociado como irritabilidad, problemas de sueño y llanto excesivo.
Mejora en la movilidad: un sistema nervioso libre de restricciones favorece una mejor movilidad y coordinación, elementos cruciales en el desarrollo inicial.
Favorece el desarrollo: al eliminar barreras (la tensión en la duramadre, irritabilidad, llanto, mal descanso, posiciones forzadas), se facilita un entorno propicio para el crecimiento y desarrollo saludable.
Una evaluación osteopática exhaustiva, que incluye historia clínica y examen físico, puede revelar signos de tensión dural. Vamos a observar si el bebé está arqueado hacía atrás y en qué condiciones prefiere esta posición (¿es una posición mantenida? , ¿solo aparece en algunos momentos, en algunas posiciones?) o si el bebé adopta una posición de coma hacia un lado, mediante técnicas de escucha craneal (técnicas de palpación muy sutiles) observamos si existe movimiento en toda la estructura del cráneo (estas técnicas de diagnostico ayudan a entender la biomecánica del cráneo y descartar o confirmar un origen más severo de la tensión dural, como por ejemplo, una sinostosis). En la entrevista con los padres se presta especial atención a los relatos sobre el parto así cómo los días de después, el entorno actual etc.
Absolutamente, si las técnicas son suaves y ejecutadas por profesionales capacitados.
Las sesiones varían según el caso y, al principio, las visitas para tratar al bebé serán más frecuentes, es decir, ocurrirán con poco tiempo de separación entre ellas. En otras palabras, se brindará tratamiento al bebé varias veces en un período corto, para poder abordar de manera efectiva y temprana cualquier problema o para monitorear de cerca la progresión y respuesta del bebé al tratamiento. Por ejemplo, en vez de tener una sesión cada 3 o 4 semanas, se podría tener una sesión por semana al principio. Sin embargo, muchos padres observan mejoras desde la primera sesión.
El abanico de técnicas especificas usadas para tratar los bebés es muy amplio y entre ellas podemos emplear: técnicas craneales, técnicas de liberación miofascial, abordaje de las cadenas musculares y cadenas ganglionares, técnicas viscerales, manipulaciones neurales (evaluar y tratar las conexiones y la mecánica entre diferentes partes de nuestro sistema nervioso y el resto del cuerpo) el osteópata puede aliviar la tensión en la duramadre y promover una funcionalidad óptima del sistema nervioso.
Además de tratar la tensión dural, la osteopatía puede ayudar en problemas digestivos, dificultades de sueño, y contribuir a un desarrollo motor saludable.
La osteopatía destaca por ser una intervención no invasiva y centrada en el bebé, en este caso, que busca la raíz del problema en lugar de solo tratar los síntomas. El abordaje osteopático no para solo en dar movilidad a la espalda del peque sino que aborda el sistema nervioso central, trabaja sobre el sistema de reflejos primarios y atiende las cadenas musculares y fasciales.
Las primeras etapas de vida de tu bebé son cruciales para su bienestar a largo plazo. Si tu bebé “rechaza el pecho” con un fuerte tirón hacía atrás, si tu bebé está muy espabilado, solo con 2 semanas “eleva la cabeza como un caracol”- dice la tía Mariola, si tu bebé duerme o se pasa el día con la cabeza del mismo lado y adopta esa postura de coma, si tu bebé no para de llorar… puede ser que no estés delante de los episodios de cólicos, puede ser que tengas que indagar un poco más. La osteopatía pediátrica es una herramienta invaluable para asegurar un desarrollo saludable y feliz. Invito a todos los padres a observar a sus peques y explorar los beneficios de la osteopatía para la tensión dural y otras afecciones en los bebés.
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